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    Fantasmas Del Ático

    sábado, 4 de febrero de 2012

    Y de repente ocurre


    Y de repente se encuentra sonriendo como una estúpida mientras mira por la ventana. Y sin darse cuenta necesita esa jeringuilla imaginaria con la droga hecha con tus miradas. Suspira y el cristal se empaña. Busca en su imaginación buscando inventar palabras voladoras del color del arcoíris llenas de optimismo, porque en el diccionario no las había encontrado. La caja de música que se encargaba de los latidos de su corazón parecía que estaba rota, porque cuando te veía perdía el tempo. Los latidos se volvían locos, desordenados, eufóricos.
    Y de repente, cuando menos lo imaginaba, se encontraba divagando sobre qué fue lo último que comió, porque desde hacía tiempo solo sentía cosas raras en el estómago. Cosas indefinidas. ¿Translúcidas o transparentes? ¿De colores o en negatico como si fuesen diapositivas antiguoas y medio estropeadas? ¿Grandes y pocas o pequeñas y muchas? No lo sabía. Algo pasaba. Ella no sabía definirlo, no sabía ponerle nombre. Algunos lo llamaban mariposas en el estómago y algo así como estar enamorado. Pero eso era demasiado simple para explicar algo tan grande, difuso, emocinante y arrollador. Sí, no sabía si la forma correcta era esa que decían los demás, pero para ella, no existían palabras ni frases sifucientes para nombrar las millones de cosas que se apoderaban de ella con solo pensar en ti.
     

    2 comentarios:

    1. Lo resumo en una palabra: Precioso ;)

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    2. Las palabras a veces se quedan cortas, para decir lo que sentimos, en efecto.
      Me ha gustado mucho. ;)

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