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    Fantasmas Del Ático

    martes, 15 de febrero de 2011

    Kiss Me

    El sol entraba a raudales por la ventana. Me encantaba la forma que empezaba a tomar mi piso ¡Qué bien sonaba! Por una vez en mi vida tenía algo que merecía la pena. En realidad no había mucho en él, por no decir nada. La mitad del loft estaba empapelada con periódicos y el suelo estaba lleno de pinturas de diferentes colores y pinceles de varios tamaños. Llevaba una semana enfrascada en el proyecto de hacer un mural en la pared. Tras muchas semanas intentando decidir el diseño, al final había encontrado en internet una imagen muy lograda de Kirtash y Jack junto con sus respectivas transformaciones. Podía parecer un poco infantil para una chica de 24 años, pero aquellos libros y aquel mundo de Idhum habían marcado gran parte de mi adolescencia. En la otra mitad del piso, además de una cocina, solo había en el suelo un colchón de matrimonio.
    De repente llamaron a la puerta. Estaba tan ensimismada con lo que estaba pensando que del susto tan absurdo que me di, se me calló el pincel al suelo y todo se manchó de pintura. El timbre volvió a sonar, asique dejando todo hecho un desastre me dirigí a la puerta para ver quien se dignaba a visitarme.
    ******
    Llevaba una semana desaparecida y me moría de ganas por saber qué era eso que le quitaba tanto tiempo como para impedirme verla y no poder disfrutar de su compañía. Cuando abrió la puerta, fui incapaz de saludarla. ¿Cómo se atrevía a abrir vestida así? De pronto sentí celos solo de pensar que hubiese podido ser otro el que llamase a la puerta y tuviese unas vistas tan increíbles.
    -         ¡Hola! No te esperaba.
    -         Ya, lo supongo. Quiero tener el convencimiento de que en el caso de que esperases alguna visita, estarías vestida de otra forma.
    -         Bueno, cada uno viste como quiere. – se encogió de hombros, pero sus mejillas sonrojadas la delataron.
    -         ¿Me vas a invitar a entrar?
    -         ¿Tanta prisa tiene?
    -         En realidad no, pero me preocupa que puedas coger frío.
    Con un gesto de fastidio que ocultaba una sonrisa, me dejó pasar. Aproveché que estaba distraída para observarla con detenimiento. Lo único que llevaba encima era una camiseta que le quedaba un poco grande, le dejaba un hombro descubierto y le llegaba milagrosamente un par de centímetros por debajo del culo. Cuando se agachó despreocupadamente para limpiar el suelo, pude ver el culot negro que llevaba debajo, además de apreciar todas esas curvas tan sugerentes y darme cuenta de que no tenía sujetador. A conjunto, tenía unos calcetines a rallas negras y rojas que le llegaban hasta la rodilla. El pelo lo tenía recogido en una coleta descuidada y una de sus mejillas estaba manchada de pintura.
    -         ¿Te gusta?- pregunto sacándome de la fantasía que empezaba  tomar forma en mi cabeza.
    De pronto vi el increíble mural que tenía delante. Me parecía imposible no haberlo visto antes.
    -         ¿Quiénes son?
    -         Jack y Kirtash.
    -         Me suenan de algo.
    -         Sí. Aluna vez te he comentado que me recuerdan a ti.
    -         ¿En serio? ¿Y a qué te recuerdan?
    -         Jack en el físico. Rubio con ojos verdes. Aunque tú eres moreno tienes los mismos ojos que él. Y Kirtash en la personalidad. Misterioso, reservado… pero tan increíble que crea adicción.
    ¿Eso era una indirecta? ¿Me acababa de decir que ese mural lo había hecho porque reflejaba tanto mi aspecto  como mi personalidad? No quería hacerme ilusiones. Al fin y al cabo no era mi novia. No teníamos nada serio, pero sí especial.
    -         Qué interesante…
    ******
    ¿En serio no había pillado la indirecta? Cada día los chicos me parecían más simples.
    -         Bueno, ¿te gusta o no?
    -         Es precioso. Muy logrado.
    -         Ya… es un me gusta de “sí, está bien para tu forma de ser” o de “me encantaría tener uno en mi casa”.
    -         ¿A qué viene eso?
    -         Por curiosidad. ¿Vas a ir luego a casa de tus padres?
    -         Que va. Me voy a casa de un amigo. El problema es que está al otro lado de la ciudad.
    -         … si quieres puedes quedarte aquí. – le ofrecí con la esperanza de que aceptara.
    -         No, tranquila. No quiero molestarte.
    Frustrada por la clara ausencia de inteligencia, cogí un pincel, lo metí en el color rojo y comencé a escribir en la pared.
    -         ¿Qué ha…? ¿Kiss me? ¿Por qué has escrito eso?
    -         Porque ya que parece que no entiendes que te estoy ofreciendo vivir conmigo, que me importas y me encantaría que pasases la noche aquí… aspiro a que algo tan directo como esto, lo entiendas.
    Puso cara de póquer, y unos segundos después dijo:
    -         ¿Y quién te ha dicho a ti que no lo he entendido a la primera? Parece que la que tiene problemas eres tú. ¿De verdad crees que he venido hasta aquí para nada? Simplemente quería que me lo dijeses directamente. Escucharlo de tus labios para que ahora cuando los bese pueda estar convencido de que son solamente míos.
    Entonces se acercó, me cogió en volandas y me llevó a esa cama improvisada que tenía. Sentí el peso de su cuerpo sobre el mío mientras su lengua exploraba mi boca, y sin saber muy bien cómo, acabamos sin ropa bajo las sábanas.


    Princess_of_Hell

    1 comentario:

    1. Me gustan las indirectas-directas, siempre funcionan bien.
      Gracias por pasarte por mi blog :)

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